proveniente de Kawno, una pequeña villa ubicada en la costa norte de Polonia, Pablo Landsmanas Kutler llegó a México. En este país —donde tanto el territorio como su gente se caracterizan por su calidez— encontró las condiciones ideales para establecerse.
Comenzó a trabajar con la empresa de la familia Brener, hoy Sigma Alimentos, por lo que desde el principio estuvo involucrado en la industria alimentaria, particularmente la cárnica.
La experiencia adquirida y un creciente deseo de ofrecer alimentos y servicios de la más alta calidad lo llevaron poco después a fundar en la Ciudad de México su propia carnicería: La Modelo
El esfuerzo dedicado a este pequeño emprendimiento fue el inicio de lo que actualmente se consolida como Corporativo Kosmos, el consorcio de servicios de alimentación más grande a nivel nacional.
De espíritu alegre, en su negocio Don Pablo se distinguió por su exigencia, liderazgo y, sobre todo, por su calidad humana y cercanía con los colaboradores, a quienes no dudaba en tender la mano durante momentos difíciles.
Por el resto de su vida, se mantuvo profundamente agradecido con el país que lo recibió y lo demostró a través de esta permanente voluntad de contribuir a crear un México mejor.
La fuerza de esta actitud generó una huella que quedó plasmada para siempre en su familia y en Corporativo Kosmos, donde nunca cesaron las acciones altruistas. Pronto fueron tantas que resultó necesario crear un organismo dedicado especialmente a gestionarlas.
Así, en 2016 nacimos bajo el nombre de la persona cuya vocación de ayuda humanitaria es el motor que nos impulsa al día de hoy: Fundación Pablo Landsmanas.
La gratitud que Pablo Landsmanas, fundador de Corporativo Kosmos, sintió por la sociedad mexicana se reflejó en sus empresas de alimentos, caracterizadas por su solidaridad y por mantener hasta el día de hoy su firme disposición a ayudar a los demás y retribuir parte de lo que reciben.
Desde los inicios del grupo empresarial, hace ya más de 60 años, las acciones de ayuda humanitaria fueron constantes, particularmente en la filial de La Cosmopolitana, aunque escasamente registradas.
Poco a poco, estos esfuerzos altruistas fueron creciendo y con ellos, la complejidad de su administración y ordenamiento. Tan sólo para 2016, la labor social de la familia Landsmanas ya había logrado:
comidas donadas en ese año a distintas organizaciones sociales.
Personas Privadas de la Libertad (PPL) capacitadas en actividades productivas.
médicas únicas para personas con riesgo de muerte, en alianza con la fundación Salvando Vidas.
En Fundación Pablo Landsmanas, garantizamos la eficiencia de nuestra contribución a través de tres principios:
Fortalecer el crecimiento comunitario, porque creemos en el poder de la colectividad. Con nuestros programas de:
Atendemos necesidades básicas, como alimentación, salud y educación, de grupos vulnerables y generamos desarrollo para la sociedad en general.
Hacer la diferencia, porque sabemos que hay muchas problemáticas sociales y elegimos las causas que mejoran la vida de las personas. Ya sea en forma de donación de alimentos a una asociación civil o de un procedimiento médico de difícil acceso, el beneficio hecho a un individuo regresa a la sociedad en un ciclo virtuoso.
Actuar con justicia, porque somos conscientes de que las dificultades que enfrentan las comunidades vulnerables son complejas y diversas. Por eso, promovemos la inclusión y actuamos sin prejuicios ni etiquetas. En este sentido, trabajamos por acercar oportunidades de reinserción a Personas Privadas de la Libertad (PPL).
En Fundación Pablo Landsmanas creemos firmemente que al trabajar unidos cada ser humano tiene el potencial de ser un agente de cambio que contribuya a la sociedad.
Con esto en mente, guiamos nuestro actuar por los valores que caracterizaban a Don Pablo Landsmanas, fundador de Corporativo Kosmos, nuestra empresa matriz:
Honestidad. Los recursos que canalizamos desde Corporativo Kosmos para las colaboraciones estratégicas que realizamos con fundaciones solidarias y comunidades de personas en situaciones delicadas se inscriben en un marco de honestidad y transparencia.
Empatía. Para atender los retos sociales más urgentes, primero hay que identificarlos, entenderlos y, sobre todo, escuchar a los afectados. Esto no sería posible sin la empatía, con la que hacemos nuestros sus desafíos.
Tenacidad. Luchar contra el hambre y el acceso desigual a la educación y a la salud es un propósito que requiere de trabajo constante, tiempo, planificación y mucha voluntad. La tenacidad nos mantiene en esta ruta.
Precisión. La ejecución de nuestros programas de donación de alimentos y reinserción social, así como del resto de nuestras iniciativas filantrópicas, es cuidadosamente planificada y supervisada para garantizar un resultado óptimo. Sin duda, para esto la precisión es nuestra gran aliada.
Formalidad. La “Pasión por Cumplir” que heredamos de las empresas de la familia Landsmanas nos motiva a otorgar ayuda de manera pertinente, organizada, efectiva y segura. Somos diligentes para nuestras causas y formales en la concreción de acciones para éstas.
Así, estamos convencidos de que beneficiar a quienes más lo necesitan no sólo cambia sus vidas para bien, sino que impulsa nuestra capacidad como sociedad para generar cambios.